Joaquín Fernández, empresario español - uruguayo es el nuevo presidente de la Asociación Latinoamericana de Avicultores (ALA). El flamante directivo analizó, en exclusiva con MAÍZ & SOYA, su trabajo, la situación del sector avícola, los problemas, las soluciones y las proyecciones.
La producción avícola en Latinoamérica tiene grandes oportunidades, por varias razones que generan una gran demanda de proteína, entre ellas el conflicto armado entre Rusia y Ucrania y los efectos pos pandemia que han generado la escasez de cereales.
Esa es la visión que el nuevo presidente de la ALA. La designación se realizó en el marco del Congreso Latinoamericano de Avicultura OVUM 2022, máximo cónclave del sector desarrollado en San Pedro Sula, Honduras. Fernández presidirá durante los siguientes dos años el organismo conformado por las 29 naciones latinoamericanas.
“Siempre me gustó el gremialismo, porque considero que es la forma más pura de hacer política. Inicialmente, me vinculé con el gremialismo rural y fui presidente de la Asociación de Productores Avícolas de Sur del país, que agrupa al 80% de avicultores de huevos”, dijo.
Habló con pasión sobre la actividad que desempeña desde hace 43 años y enfatizó su anhelo de trabajar con ética, entusiasmo, profesionalismo y dedicación, para que el sector avícola siga creciendo. “La avicultura es mi forma de vida y a través de ella logré formar una empresa, una familia y tener grandes amistades en Uruguay y en el mundo. La avicultura es apasionante y es una entrega total. Sin embargo, hay que tener vocación para ser avicultor”, manifestó.
Según Fernández, la fortaleza avícola en Latinoamérica radica en la producción de cereales, por lo cual existe la posibilidad de incrementar el número de ponedoras y pollos de carne para alimentar a la población de otros continentes. “La avicultura trasciende las fronteras, porque el pollo y los huevos se consumen, cada vez más, en el mundo”.
Indicó que el producto es de excelente calidad, accesible y nutritivo, por eso no existe un techo para progresar. Sin duda, es una ventana que se abre para el sector avícola y hay que aprovecharla.
Crianza adecuada para el bienestar
No obstante, el sector no está exento de problemas. Existen agrupaciones que cuestionan la crianza de las aves aduciendo que no reciben un adecuado bienestar. Para él, estos argumentos no son válidos porque los productores avícolas sí se preocupan por un adecuado crecimiento de los pollos, caso contrario, no existiría una buena producción de carne y de huevos.
“Al ave le tratamos con cariño, recibe una buena alimentación y se desarrolla en un ambiente adecuado. Tenemos magníficos márgenes de producción porque la genética es buena y el ave está bien cuidada”, acotó.
El sector es vulnerable a ciertas amenazas como los cambios generacionales, ya que existen muchos productores jóvenes que están ingresando a la actividad con una visión diferente. Por ejemplo, desean modificar la alimentación, pero eso no es viable y constituye un desafío en el que se debe trabajar, subrayó.
“Lamentablemente, los productores avícolas no sabemos transmitir, al resto de la población y a las autoridades correspondientes, la importancia de la actividad. Debemos trabajar para que los productores avícolas en Latinoamérica sean unidos”, puntualizó.
La industria avícola en Latinoamérica tiene un futuro de continuo crecimiento, no solo en producción de pollo y huevos, sino en el consumo de productos avícolas. Sin embargo, ese crecimiento estará marcado por los cambios en las tendencias de consumo y en la consolidación de empresas.
La vigésima octava edición del Congreso latino americano de avicultura OVUM 2024 se realizarán en Punta del Este Uruguay, entre el 12 y 15 de noviembre del 2024