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Publicado en 05 - 2019

Los productores avícolas y los industriales que elaboran alimento balanceado para especies animales, no ven con "buenos ojos" la fijación del precio mínimo de sustentación del quintal del maíz amarillo duro en 15,25 dólares, establecido en el Consejo Consultivo del Maíz que se realizó hace algunas semanas en Quevedo.

La ausencia de representantes de la gran industria en esta reunión, radicalizó las posiciones ya que quienes sí acudieron no les quedó más que aceptar el retiro de la banda de precios y negociar las propuestas de los maiceros a fin de que el valor sea el menor y se lo mantenga para todo el año, exista o no la disponibilidad de la gramínea. Esta actitud acarreó críticas de algunos industriales.

El inconveniente ocasionado por la falta de definición del costo del maíz de producción nacional, ha causado un movimiento inusual en otras instancias, con reacciones, antes, durante y después de la medida adoptada.

Para la Federación Nacional de Cámaras de Industrias "el precio mínimo de sustentación establecido es sumamente alto porque afecta gravemente la competitividad de la cadena de proteína animal ya que eleva sustancialmente los costos de producción, disminuye la demanda por el aumento de precio e impide la posibilidad de competir con vecinos productores de proteína animal de Colombia y Perú, para quienes el costo es mucho menor. Incluso -señalan- la medida fomentaría el contrabando de este tipo de productos, golpeando aún más la delicada situación del sector".

Esta organización envió una carta al Ministerio de Agricultura y Ganadería donde manifiesta "su disconformidad con la decisión tomada, pues la fijación de este precio no responde a la realidad productiva del país particularmente a la cadena de proteína animal y perjudica de manera sustancial la competitividad de este importante sector…".

Sugirió al Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) reducir progresivamente el precio del maíz, estimulando el incremento de la productividad por parte de los agricultores nacionales y lamentaron la decisión adoptada por el Consejo Consultivo del Maíz, de fijar un precio mínimo de sustentación.

"Esta decisión tomada unilateralmente -dicen- es contraria a los argumentos presentados por escrito a los ministerios de Agricultura, Comercio e Industrias por las empresas que consumen alrededor del 90% de la producción nacional, lo que ocasionará que el sector continúe en la incertidumbre al aumentar los costos de producción con las graves consecuencias que esto significa, sobre todo por la decisión del Gobierno de iniciar procesos de negociación comercial con los países en la denominada Alianza del Pacífico, y con Estados Unidos, importantes exportadores tanto de materias primas como de productos finales.

El Comité Empresarial Ecuatoriano también se pronunció. Considera que la producción de maíz amarillo duro en el Ecuador se incrementó paralelamente con el aumento de la producción avícola y porcícola, en razón de que anualmente estos sectores consumen el 100% del maíz nacional.

Industria en desacuerdo

La Asociación de Productores de Alimentos Balanceados (Aprobal), Asociación Ecuatoriana de Fabricantes de Alimentos Balanceados para Animales (Afaba), Pronaca, Asociación de Porcicultores del Ecuador (Aspe) y Corporación Nacional de Avicultores del Ecuador (Conave), adquieren alrededor del 90% de compras de maíz, y no están de acuerdo con el precio establecido.

Consideran que el precio mínimo de sustentación, de acuerdo al reglamento de comercialización vigente, debe ser el resultado del cálculo de los costos promedio de producción del maíz más una tasa de rentabilidad, por lo que el precio sería de 12,90 dólares por quintal.

Señalan que es necesario crear condiciones para mejorar la competitividad que necesita el país, además de solicitar la derogatoria de la resolución 590 del 29 de octubre de 2010, mediante el cual las industrias deben absorber la producción nacional de maíz para poder importar soya, producto del que pidieron el diferimiento por tres años más, así como la derogatoria definitiva de la resolución 059 del 7 de mayo de 2012 que establece aranceles para harina de soya.

Por su parte, directivos de gremios de los avicultores expresaron su descontento como el caso de Hernán Ramírez, representante de la Asociación de Avicultores de El Oro, quien dijo que el precio de maíz fijado en 15,25 dólares, deja a las pequeñas asociaciones de la provincia orense, fuera de competencia en relación con países vecinos como Colombia y Perú que han firmado acuerdos comerciales. "Contar con una materia prima más barata no solo ayudaría para producir pollos, sino huevos y carne de cerdo", manifestó.

El dirigente de la Asociación de Avicultores de El Oro consideró que por no haber acudido a la reunión el sector industrial, "mal se podría señalar de que se trató de una decisión consensuada entre todos los actores, sino que fue un compromiso adquirido entre pocas personas".

Christian Pérez, presidente de la Asociación de Fabricantes de Alimentos Balanceados y Avicultores de Tungurahua (Asofabat), con sede en Ambato, consideró que el nuevo precio de sustentación del maíz de 15,25 dólares afecta la liquidez de los negocios avícolas pequeños y medianos.

"La franja de precios que estuvo vigente desde hace alrededor de un año atrás, ayudaba de alguna manera aunque tampoco fue la solución porque el precio ascendía hasta 17,50 cuando el mercado estaba desabastecido", expresó, e indicó que, de acuerdo con una evaluación de los balances de 2018, actualmente les es difícil adquirir materias primas "con los proveedores estamos quedando mal; estamos postergando cheques, y las condiciones en los bancos también son complicadas por las cuentas sobregiradas".

Por otra parte, Luis Yánez presidente de la Asociación de Avicultores de Santo Domingo de Los Tsáchilas, que agrupa a más de un centenar de socios, señala que en la actualidad el sector avícola a escala nacional atraviesa por una durísima crisis, y más aún, el precio mínimo de sustentación fijado en 15, 25 centavos de dólar, agudiza la comercialización del producto (carne de pollo) que se vende por debajo del costo de producción: la libra del pollo en pie se ubica en 65 centavos y el pollo broiler en 46 centavos. "Hay voces que insisten en que debemos ser más competitivos pero con un precio del maíz a 15,25 dólares, cómo podemos lograrlo", se preguntó.

Luis Yánez hizo un llamado a las autoridades para que, así como decidieron colocar un precio de sustentación para el maíz, se aplique la misma política para la carne de pollo o el arroz. "Esto sería equitativo porque se debe atender y beneficiar a todos los sectores".

"En los últimos años, -destacó- la tecnología ha permitido incrementar la producción del maíz de entre 150 y 200 quintales. Hace diez años el costo de un quintal de maíz fue de 10 y 13 dólares; cada vez que mejora la producción por la tecnología aplicada, el precio sube y eso a nosotros nos preocupa como productores. Los pequeños y medianos maiceros venden a ciertas industrias el quintal de maíz, con 15 por ciento de humedad, en 11 y 12 dólares".

"La gran empresa tiene esa posibilidad, pero los pequeños incluso no podemos ni comprar al pequeño productor maicero, y nos vemos en la obligación de acudir a los intermediarios que venden con un precio de sustentación más un dólar adicional. Este es el Talón de Aquiles que tiene el pequeño productor porque las grandes empresas hacen su adquisición al inicio de la cosecha y como hay disponibilidad de producto, el precio baja", advirtió.

Precios irreales

David Rosero, presidente de la Asociación de Avicultores de Cotaló (Asavico ), expresó que el precio no es producto de un análisis adecuado. "Ellos ponen el costo de producción al ojo, no porque es real", e indicó que los industriales basan sus apreciaciones por la buena cosecha y la inexistencia de plagas.

De acuerdo con sus cálculos, en los últimos años han pasado de 160 a 200 quintales por hectárea. "Pero ellos nunca estarán conformes con la cosecha de cada año".

A su vez, Christian Pérez no cree que con el precio de sustentación fijado se abra la posibilidad de que los acaparadores e intermediarios determinen por sí solos un precio para comercializar el producto, "porque además la situación económica del país es complicada y más para los agricultores".

"Hay formas de negociar dependiendo la calidad del maíz con el 13% de humedad y 1% de impurezas; si el maíz viene de diferente calidad, los precios también deben ser distintos", aclaró, al advertir que como en otros años en el país no se evidencia una importante demanda del producto.

Opinó que esta modalidad podría afectar la relación comercial entre productores e industriales para quienes será más fácil afrontar el nuevo precio, pues no es lo mismo para el pequeño y mediano avicultor que, aunque transforma el producto en proteína, demanda de una fuerte inversión y no cuenta con la misma liquidez.

"Al fin y al cabo los que producen balanceados para la venta terminan subiendo el precio y el que asume los costos de maíz es el consumidor, que necesita el insumo para sus pequeñas granjas", indicó Pérez.

Mutua relación

Rosero, afirmó por otra parte que el sector avícola consume el 80 % de la producción nacional de maíz duro, y genera trabajos directos e indirectos.

"Somos el sustento del sector productivo maicero; ojalá haya nuevos representantes en el sector maicero para llegar a acuerdos importantes porque los actuales representantes no son productores, sino comerciantes y son quienes han causado malestar. Los productores son los que tienen que estar con nosotros para llegar a consensos", refirió.

Recomendó que para que esta actividad productiva tenga éxito se debe colaborar y coordinar entre sí. "Todos nos necesitamos mutuamente para enfrentar los embates de la economía mundial que afecta a muchos sectores", sostuvo.

Para Rosero, la situación para este sector es compleja después de que en el Consejo Consultivo del Maíz definiera el precio mínimo de sustentación y eliminara la franja de precios, que "de alguna manera era conveniente".

Lamentó que el sector maicero "con sus imposiciones" eleve los costos de producción "más allá de la realidad, generando un malestar adicional en el sector consumidor y productor avícola" y solicitó a las autoridades a adoptar otras medidas porque la situación económica por la que atraviesa el país permite pagar 15,25 dólares.

Con respecto a la reunión del Consejo Consultivo del Maíz, al que no acudieron las grandes empresas, Rosero destacó que los asistentes debieron decidir su posición con la menor afectación posible, "sin que esto signifique entreguismo, la situación debía decidirse el mismo día y dentro del contexto en el que se plantearon precios mucho más elevados".

Reconoció la actitud de Adriano Ubilla, subsecretario de Comercialización del Ministerio de Agricultura y Ganadería, que durante el Consejo Consultivo fue conciliadora y no estaba interesado en trasladar los beneficios a su sector "ni llevar agua a su molino", sino que formuló un llamado a ser más eficientes y a emplear la tecnología para abaratar los precios y sostener un mercado de consumo adecuado a las necesidades para que el campo pueda subsistir.

El tira y afloja del precio

Luis Poaquiza, presidente de la Asociación de Productores Pecuarios de la Sierra Central (Asopec), fue uno de los asistentes a la reunión del Consejo Consultivo en Quevedo.

Poaquiza detalló que en su gran mayoría el sector industrial y los grandes productores de maíz no asistieron a la cita; pero si participaron los sectores asociativos dedicados a esta actividad que, según el vocero de Asopec, representan alrededor del 70% de unidades productivas del país. En la cita, el representante del MAG, destacó la necesidad de incrementar la competitividad de los sectores maicero y avicultor en beneficio de la producción y de toda la cadena. "Esto es lo que propuso el Ministerio", apuntó.

El primer planteamiento acerca del nuevo precio fue puesto a consideración por el sector maicero que sugirió 15,80 dólares, y que se elimine la franja para dar paso al precio de sustentación.

Frente a ello, la contrapropuesta de Asopec y otros gremios, con la reexión sobre el tema, fue de 14,80 dólares", sostuvo Poaquiza.

La reunión que tomó alrededor de cinco horas (entre las 11 y las 17) se desarrolló en medio del marco de la necesidad de buscar soluciones con la meta de lograr un mecanismo que permita a todos, llegar a la competitividad, además de un precio que le beneficie a los dos sectores.

Antes del primer receso, se logró llegar a un primer acuerdo para mantener el precio a 15,50 dólares. En la reinstalación de la plenaria, tras los diálogos internos, se llegó al consenso de que se fije en 15, 25 dólares.

Sin embargo, a pesar de haber llegado a este acuerdo, el sector productor de proteína que al que pertenece se seguía insistiendo en que respete la franja de precios.

"Nosotros le pedimos al Ministerio que, si bien no había una franja, que por lo menos se mantenga el precio techo (por temas de almacenamiento) de 17,25 (un dólar arriba del precio oficial) durante todo el año y en las dos cosechas de invierno y verano, y que no cruce la barrera de los 16,25 dólares", señaló.

A su criterio, esta resolución fue positiva y más aún cuando el MAG se comprometió en hacer cumplir el precio establecido mediante controles con diferentes organismos tanto locales como regionales y nacionales.

"En este punto de conciliación -señaló Poaquiza- es fundamental que el Ministerio tenga la capacidad de ejecución para el control de precios durante todo el año, abriendo la posibilidad de que quienes sobrepasen este precio de 15,25 dólares, puedan ser denunciados y sancionados de acuerdo a lo que establecen las leyes ecuatorianas para contrarrestar el acaparamiento indebido y enriquecimiento ilícito en base al sacrificio de los pequeños y medianos avicultores y porcicultores", agregó.

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